NEOM Arabia Saudita representa el proyecto urbano más ambicioso del mundo, con una extensión de 26.500 kilómetros cuadrados y un costo estimado inicial de $500 mil millones.
Este megaproyecto, ubicado en el noroeste del país, se extiende 460 kilómetros a lo largo de la costa del Mar Rojo y promete transformar radicalmente el paisaje económico de la región.
A pesar de su reciente aparición en la escena global, la historia de NEOM está intrínsecamente ligada a la Visión 2030 saudí, que busca diversificar la economía del reino y reducir su dependencia del petróleo.
De hecho, se proyecta que este gigantesco desarrollo generará $100 mil millones anuales en 16 sectores diferentes, desde energía hasta biotecnología y turismo.
Sin embargo, las ambiciones iniciales han crecido considerablemente, con estimaciones actuales que sitúan la inversión total en $1,92 billones, cifra que podría alcanzar los $8,8 billones para su finalización en 2080.
Entre sus características más sorprendentes destaca "The Line", una ciudad lineal de 170 kilómetros diseñada para albergar a 9 millones de personas, junto con innovaciones tecnológicas que parecen sacadas de la ciencia ficción, como coches voladores y un gigantesco satélite artificial que funcionará como luna.
Además, todo el complejo será alimentado exclusivamente por energías renovables, aprovechando las condiciones climáticas privilegiadas de una región con temperaturas 10°C más bajas que el promedio en otros países del Golfo.
No obstante, detrás de esta visión futurista se esconden también controversias significativas, desde desplazamientos forzosos de tribus locales hasta preocupaciones sobre la viabilidad financiera del proyecto, cuya construcción ya muestra retrasos evidentes según imágenes satelitales recientes.
La ambición detrás de NEOM trasciende la simple construcción de una metrópolis moderna. Este faraónico proyecto encarna una visión dual: por un lado, promete un futuro revolucionario basado en sostenibilidad e innovación tecnológica; por otro, refleja las contradicciones inherentes de un país que busca transformarse mientras mantiene sus estructuras de poder tradicionales.
El príncipe Mohammed bin Salman anunció oficialmente NEOM el 24 de octubre de 2017 durante la conferencia de la Iniciativa Inversión Futura en Riad. Como arquitecto principal de la Visión 2030, ha descrito este megaproyecto como "una revolución civilizatoria que pone a los humanos en primer lugar".
Sin embargo, existen contradicciones notables en su discurso. Apenas semanas después de prometer en la COP26 que Arabia Saudita alcanzaría cero emisiones netas para 2060, el ministro de Energía saudí afirmó que continuarían "sacando cada molécula de hidrocarburo".
El nombre NEOM combina "neo" (nuevo en griego) y la primera letra de "mustaqbal" (futuro en árabe), simbolizando la transición hacia un nuevo futuro económico. Con un presupuesto inicial de 500.000 millones de dólares, este proyecto representa la apuesta más decidida del reino para diversificar su economía más allá del petróleo.
A pesar de la retórica oficial que describe NEOM como "un lugar donde la humanidad puede progresar sin comprometer la salud del planeta", las emisiones renovables actuales de Arabia Saudita son mínimas, con solo un 0,1% de electricidad generada de manera sostenible en 2019.
El desarrollo de NEOM está intrínsecamente ligado a reformas sociales significativas. El príncipe heredero ha impulsado cambios que permiten a las mujeres conducir, vestirse con mayor libertad y participar más activamente en la vida económica.
No obstante, estas transformaciones tienen límites claros. Mientras se promociona NEOM como "una tierra para gente libre y sin estrés", activistas denuncian que su construcción ha provocado el desplazamiento forzoso de 20.000 personas de la tribu huwaitat, sin compensación adecuada.
Este contraste entre la visión utópica y la realidad revela las tensiones inherentes al proceso de modernización saudí: un régimen que promueve apertura económica mientras mantiene firme control político, una sociedad que avanza hacia nuevas libertades sin abandonar completamente sus raíces conservadoras.
El desarrollo de NEOM comenzó a materializarse tras años de planificación secreta dentro del gobierno saudí. Este proyecto monumental pasó rápidamente de ser una visión abstracta a convertirse en una realidad tangible con obras que ya han comenzado a transformar el noroeste del país.
El nacimiento oficial de NEOM llegó el 24 de octubre de 2017, cuando el príncipe heredero Mohammed bin Salman reveló el ambicioso plan durante la conferencia de la Iniciativa de Inversión Futura en Riad. Durante este evento, se anunció que operaría independientemente del "marco gubernamental existente", con sus propias leyes tributarias, laborales y sistema judicial autónomo.
Inicialmente, se asignaron 500.000 millones de dólares del Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudita para dar vida al proyecto. La primera fase fue programada para completarse en 2025, aunque actualmente solo Sindalah, una isla turística de lujo de 840.000 metros cuadrados, se ha finalizado.
Al frente del proyecto estuvo inicialmente Klaus Kleinfeld, expresidente de Siemens AG, quien dirigió el desarrollo hasta ser nombrado consejero de la Corona saudí.
Posteriormente, fue sustituido por Nadhmi Al-Nasr como CEO de NEOM. Sin embargo, en noviembre de 2023, Al-Nasr también fue reemplazado en una reorganización significativa cuando surgieron dudas sobre la viabilidad económica. Actualmente, Aiman Al-Mudaifer ocupa el cargo de director general interino.
La ejecución de NEOM ha contado con la colaboración de prestigiosas firmas internacionales. Se adjudicaron contratos a empresas como la estadounidense Aecom, la inglesa Arup Group, la canadiense WSP y la holandesa Fugro NV.
Además, tres importantes consultoras —McKinsey & Co, Boston Consulting y Oliver Wyman— fueron contratadas para asesorar el desarrollo urbano. Recientemente, FCC Construcción lidera un consorcio que ganó uno de los contratos para la construcción de túneles, mientras que empresas como DMAA de Austria y Gensler de Estados Unidos desarrollan el concepto general y planes de infraestructura. En 2023, NEOM estableció una empresa conjunta de logística de 10.000 millones de dólares con DSV para apoyar el desarrollo de sus ambiciosos proyectos.
En pleno desierto saudí surge un laboratorio viviente donde las fronteras entre ciencia ficción y realidad se desdibujan. NEOM promete transformar radicalmente nuestra concepción de vida urbana mediante avanzadas soluciones tecnológicas que, según sus promotores, harán de este territorio un modelo de sostenibilidad global.
El núcleo de NEOM reside en su sistema inteligente que aprovechará el 90% de los datos disponibles para optimizar recursos y calidad de vida. La movilidad aérea eléctrica será fundamental, con una inversión de 175 millones de dólares en Volocopter para desarrollar taxis aéreos que conectarán las diferentes regiones.
Además, NEOM ha invertido 100 millones en Pony.ai para implementar vehículos autónomos y adquirido ocho taxis acuáticos eléctricos Candela P-12, capaces de alcanzar 53 km/h sobre el agua con emisiones 97,5% menores que embarcaciones diésel similares.
Todo NEOM funcionará con energía 100% renovable, preservando el 95% del territorio natural. Su megaplanta de 8.400 millones de dólares generará 4GW de energía renovable para producir 600 toneladas diarias de hidrógeno verde.
El agua, elemento crítico, provendrá exclusivamente de plantas desalinizadoras alimentadas con renovables, descartando el uso de acuíferos naturales. Para la autosuficiencia alimentaria, NEOM ha creado Topian, empresa centrada en agricultura resiliente al clima y acuicultura regenerativa, con soluciones de producción vertical e invernaderos que buscan superar el actual 80% de alimentos importados de Arabia Saudita.
The Line, con 170 kilómetros de longitud y 200 metros de ancho, constituye una revolución urbanística basada en el concepto de "Urbanismo de Gravedad Cero", donde las funciones urbanas se estratifican verticalmente.
Sin coches, carreteras ni emisiones de carbono, todos los servicios esenciales —escuelas, clínicas, zonas de ocio— estarán a cinco minutos caminando. Para desplazamientos largos, un sistema de tren de alta velocidad conectará los extremos de la ciudad en solo 20 minutos.
Este diseño, según sus promotores, reducirá la huella urbana al 2% comparado con ciudades convencionales, priorizando a las personas sobre infraestructuras tradicionalmente dominantes.
Tras la deslumbrante fachada futurista de NEOM se esconden realidades que contrastan drásticamente con la utopía prometida. Mientras los proyectos avanzan entre anuncios espectaculares, surgen cuestionamientos fundamentales sobre su ejecución y viabilidad.
El desarrollo de NEOM ha provocado graves violaciones de derechos humanos. Aproximadamente 20.000 miembros de la tribu Huwaitat fueron expulsados forzosamente de sus tierras ancestrales sin compensación adecuada.
De manera alarmante, el gobierno ordenó a sus fuerzas de seguridad "disparar a matar" contra quienes se negaran a abandonar sus hogares. En 2022, tres miembros de esta tribu fueron condenados a muerte por protestar contra los desalojos.
Las condiciones laborales también generan preocupación. Según un documental de ITV, desde que comenzó Vision 2030 en 2016, han muerto aproximadamente 21.000 trabajadores extranjeros.
Los obreros denuncian turnos de 16 horas durante 14 días consecutivos, sin incluir los extensos trayectos hasta la obra. "Nos obligan a trabajar muy duro. Nos cansamos. Sufrimos ansiedad día y noche", manifestó un trabajador.
La viabilidad económica del proyecto enfrenta serias dudas. El costo estimado ha aumentado a 1,5 billones de dólares, superando ampliamente las proyecciones iniciales.
El fondo soberano que financia NEOM ha experimentado un agotamiento sustancial, disminuyendo aproximadamente en tres cuartas partes hasta los 15.000 millones de dólares, su nivel más bajo desde diciembre de 2020.
La caída del precio del petróleo complica aún más el panorama. Arabia Saudí ha emitido grandes ofertas de deuda pública y recurrido a préstamos para mantener el proyecto.
Según Karen Young, investigadora del Instituto de Oriente Medio, "muchos de los grandes proyectos pueden verse frenados o paralizados a medida que aumenten los costes y se aclare su eficacia".
Mientras se reducen drásticamente los planes originales, imágenes satelitales captadas en enero de 2024 revelaron un lujoso complejo palaciego en la costa del Mar Rojo con playas privadas, extensos jardines, campo de golf y hasta 10 helipuertos. Este hallazgo ha generado especulaciones sobre su posible uso como residencia del príncipe heredero.
Asimismo, el complejo turístico Sindalah, que debía costar 1.300 millones de dólares, terminó costando 3.900 millones. Su fiesta de inauguración en octubre de 2024 tuvo un costo de 45 millones de dólares, aunque el hotel sigue inacabado, el club de golf cerrado y los transbordadores no pueden operar debido a los fuertes vientos.
El megaproyecto NEOM representa, sin duda, una de las visiones más ambiciosas jamás concebidas en la historia del desarrollo urbano. A través de esta exploración, hemos visto cómo la promesa de una utopía tecnológica y sostenible choca frontalmente con realidades preocupantes y contradicciones fundamentales.
Ciertamente, la visión de Mohammed bin Salman para transformar el desierto saudí en un oasis de innovación refleja la urgente necesidad del reino de diversificar su economía más allá del petróleo.
No obstante, mientras los renders digitales muestran ciudades futuristas alimentadas por energía limpia, la realidad actual muestra desplazamientos forzosos, condiciones laborales cuestionables y un presupuesto que ha crecido hasta niveles potencialmente insostenibles.
Las cifras hablan por sí mismas: de los 500.000 millones iniciales a los 1,5 billones de dólares actuales, con proyecciones que podrían alcanzar los 8,8 billones para 2080.
Paralelamente, el fondo soberano que financia el proyecto ha disminuido drásticamente, mientras los precios del petróleo fluctúan en un mercado cada vez más orientado hacia las energías renovables.
Quizás el mayor desafío de NEOM no sea tecnológico sino ético. La construcción de un futuro sostenible difícilmente puede justificarse sobre cimientos de represión y desigualdad.
Aunque el proyecto promete preservar el 95% del territorio natural, este compromiso medioambiental pierde credibilidad cuando se contrasta con las 21.000 muertes de trabajadores extranjeros reportadas desde el inicio de Vision 2030.
Al final, NEOM representa el dilema fundamental de Arabia Saudita: un país atrapado entre tradición y modernidad, entre autoritarismo y apertura, entre dependencia petrolera y diversificación económica.
Independientemente de su desenlace, este ambicioso experimento urbano ya ha dejado una huella indeleble, tanto en el desierto saudí como en el debate global sobre el futuro de nuestras ciudades y la verdadera naturaleza del progreso.
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